Síganme los buenos!

viernes, 21 de febrero de 2014

Queriendo evitar, sin querer evitarlo.

Hace casi un mes que no hablo con tu voz, ni estoy en ella.
Te estoy arrojando, sin que lo merezcas, silencios ante palabras tiernas.
Y toda reacción de autoayuda es escasa, inútil.
Como si no lo supiéramos ya todo, sin que se midan las palabras.
Como si no interpretáramos, como si no supiéramos que tenemos promesas.
estrofas, y normas que no necesito escribirlas porque son cada noche
incumplidas por alguna alusión directa.
Siempre encontras razones para volver a aparecer.
Con las mismas ganas de siempre, con las mismas pilas, la misma sintonización de radio puesta, las defensas por los suelos, y una tropa de latidos. (Que son cada vez más patadas)
Logras que se me tuerzan tanto, tanto las piernas de los escalofríos que no me quedan
ansias, anhelos, o siquiera ganas de otra huida.
Si me lo pedís, volvería a decirte lo mismo de otras mil formas:
Ya no me quedan fuerzas en las extremidades de mi cuerpo para escapes de tantos
temblores.
Te tiemblo, te temo, te extraño.
Porque llegaste a tocarme sin que me hayas tocado,
mucho más de quienes me han tocado
tocándome.
Trato por esto, inútilmente, de enmendarlo,
resistir al domingo sin terminar de volverme cuerda.

Queriendo evitar,
sin querer evitarlo.
Ahora cuando subo al colectivo,
es cuando te recuerdo. Aparte de esas 24hs al día.
Cuando escucho la radio.
Lo que pido es subir.
El volúmen.
Con vos.
Siempre fui de ir, de bajarlo. No de llegar y quedarse.
Ni de escuchar que me lo pidan.
Pero hoy,
ay
que bello es llegar, cuando hay alguien que te suplica entre sonrisas "VEN".