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domingo, 16 de marzo de 2014

te extraño

Me he convertido en una pálida señorita con ojeras que se muerde la lengua para no hablar a todo el mundo de vos.
Todo lo que me has dejado es un gran montón de mierda. Un enorme cúmulo de nadas. La cabeza llena de recuerdos que me parece impensable que no te torturen por las noches como a mí: Los abrazos en el mar, los besos de sal, todas las vueltas con música callejera, los cafés que arreglaban el mundo que un día quisiste comerte conmigo, las calles de esta ciudad que ahora me pesan, imaginándome a tu lado en cada esquina, en cada piedra que pisamos, en cada bar que descubrimos juntos. Todo lo turbio, lo dulce, lo íntimo. Tú pegándote a mi espalda con los dedos debajo de mis ojos, los susurro en mi oído, las tardes tirados en la cama mirando al techo, felices, vivos. VIVOS.

Me cuesta recordar la última vez que fui feliz, lo que sentía al tenerte, la certeza de que no ibas a huir sin importar la guerra previa. Nos creía fuertes, construcción eterna con cimientos que ni el viento podría llevarse.
Vivo negándome que te has ido, que no quieras volver a oír mis pasos cortos con tus zancadas largas, mis carcajadas en el viaje cuando íbamos a bañarnos en recuerdos, con música fuerte y los vasos llenos. O aquel fin de semana alojándote en mi vida, despertando intensos, nuevos, plenos. Sin subir las persianas, sin querer volver al mundo real.

El último momento que me hace aferrarme a todo esto tiene sonido de silencio, tu abrazo, la desesperación, la esperanza absurda que aún guardo. A pesar de todo paso cuatro veces al día por delante de tu puerta, esperando no volver a verte y al mismo tiempo girando la cabeza hacia tu paso.
En todos estos días no nos hemos chocado por la calle y tengo que romperme con tus ojos de coca cola de frente en ese callejón un lunes. Apretar los puños, repetirme mentalmente "no te gires, no corras hacia él, no le abraces, no supliques".
Girar la esquina y secarme las lágrimas que no sé si alguna vez podré volver a contener.

Te echo tanto de menos que he dejado de escribir.