Síganme los buenos!

lunes, 28 de octubre de 2013

No hizo falta nada.

No bastó ni una palabra, si la manera en la que me miraste supo decir hasta mi nombre.
Pude sentir la serenidad de tus pestañas en el fondo de mis pupilas, yo no escuchaba ningún ruido sólo soplar la brisa, y ese fue el momento; supe que quería saber tu nombre.
Ayer preferí perder la cordura por un par de tus besos, hoy tu risa me recompensa el estar completamente loca.
No sólo llegaste, lo hiciste en el mejor momento.
Quizás tu intención sea particular, o quizás de verdad viniste a cambiarme el mundo. Quizás sólo es esto, ¿y si es sólo esto?...
Que rápido supiste estremecerme la piel. 
Tiemblo, porque me imaginé besándote seis veces antes de besarte, antes de siquiera conocerte.
Tenemos que afilar las intenciones, sin olvidar las caricias, podríamos llegar a querernos, y puede que ya no exista ningún camino de vuelta. Yo pongo las fichas, quiero encontrarte en mis sueños, y que te quedes si hay pesadillas.
Quise evitarte problemas, quise acomodar las sensaciones, pero luego me besaste, cuanto le llegué a temer a tus labios entonces.
La intriga apareció cuando tus manos supieron responder a mis anhelos, juro quitarme la venda de los ojos, pero no hagas que empiece a quererte, que todavía estamos a tiempo de no meternos en problemas, pero decidí rápido, porque los latidos empiezan a aumentar, y no quiero volver a equivocarme.
Decime hoy, y mañana ya vamos a poder estar tranquilos.

(...)

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